No es que me haya comprado una cabra (aún no), no es que esté a punto de volverme como una cabra (aquí andamos más cerca), tampoco me he echado al monte como los bandoleros (esta opción la estoy barajando no creáis) y por supuesto no es el momento aún de pasarme a las carreras de montaña (hay proyecto, pero aún me quieren un poquito en mi casa y tanto tiempo no me dejan estar por ahí). No obstante, si he de ser sincero, la cabra siempre tira al monte... En mi caso la cosa es más sencilla.


Avatares de la vida y un poco de miedo a lo desconocido (este tema del miedo lo abordaremos más adelante y extensamente, que os vais a reír con nis miedos).
Había quedado para probar ese trazado con un buen amigo, hace un mes, haciéndome así una idea de como iba a ser la cosa.
No ha podido ser, así que lo dejamos para la 3ª edición, que no pasa nada y ya no me agobian las cosas que no puedo hacer, me agobia más, hacer bien las que hago, jeje.

La cabra ha vuelto al monte, una hora y media de baloncesto de "señores mayores", honrados a la hora de pitar las faltas y baloncesto de juego duro.

Me lo he pasado fantástico, de hecho físicamente estoy hecho un toro (no me he quedado ni un solo contraataque "palomereando"), bien en el rebote y bien en la defensa (por lo demás siempre he sido poco anotador, jeje).
Lo peor ha sido un pequeño pinchazo en la ingle, y antes de que fuese a más he preferido parar, no
sea que el lunes no pueda echar a correr, en cuyo caso haremos bici en el centro del agua y listo.
En definitiva, como explicar que el baloncesto me encanta y cuando oigo una propuesta para jugar no se decir que no.... Lástima de rodillas.
Gracias por leerme y seguid siendo felices con lo que hagáis.
Imagen de la cabra
De J.Ligero & I.Barrios - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=30395184
No hay comentarios:
Publicar un comentario